Seattle, WA - Febrero 2019... Enclavada entre los barrios Atlantic y Judkins Park de Seattle, la Washington Middle School es famosa por sus programas musicales. Más de la mitad de la población estudiantil participa en uno o más de los 13 conjuntos de la escuela, que abarcan desde coros hasta cuartetos de cuerda y bandas de jazz. Para garantizar que la calidad del sonido en los ensayos, actuaciones públicas y concursos esté a la altura de la dedicación de los alumnos y profesores, el director de la banda, Jared Sessink, ha añadido recientemente cuatro altavoces activos Mackie Thump Boosted™ 12BST, una mezcladora digital Mackie DL1608 de 16 canales y una mesa de mezclas analógica Mackie ProFX30v2 de 30 canales a la caja de herramientas del departamento de música.
«Cuando acepté este trabajo, una de mis prioridades era empezar a utilizar la tecnología de forma más activa», recuerda Sessink. «Para ello, quería conseguir equipos con interfaces sencillas que nos facilitaran mucho la producción de sonido en directo de alta calidad en nuestros ensayos y conciertos, sobre todo en el gimnasio del colegio, que es una sala muy ruidosa. Tenemos un padre en el colegio que conoce muy bien Mackie porque tiene un estudio de grabación aquí en Seattle, y me presentó la mesa de mezclas digital Mackie DL1608».
En lugar de una superficie de mezcla física, el DL1608 se basa en el control inalámbrico mediante la aplicación de control Master Fader de Mackie para iOS. (Las versiones para Android, macOS y Windows se esperan para finales de este año). «Agradezco mucho poder mezclar a la banda desde un iPad que tengo justo en mi podio», cuenta Sessink. «Hacemos cosas en las que equilibro trompas con micrófono y otros instrumentos acústicos con estudiantes que tocan teclados electrónicos. Poder mezclarlos directamente desde el podio, en lugar de contratar a otro técnico para que se encargue de la mesa de sonido, es increíblemente cómodo».
El preciso ecualizador paramétrico de cuatro bandas del DL1608 hace que obtener un sonido limpio y claro sea pan comido en el gimnasio acústicamente cavernoso. «Los conciertos en el gimnasio suelen sonar muy sucios porque hay superficies duras y reflectantes por todas partes», observa Sessink. «Utilizando el ecualizador paramétrico del DL1608, pude eliminar los graves y los medios más problemáticos durante los ensayos en la sala de la banda. Cuando lo llevamos al gimnasio para el concierto, todo sonaba muy claro, sin apenas necesitar más ajustes.»"

Para las actuaciones que requieren una mesa de mezclas más grande y alguien que la atienda, Sessink eligió el miembro más grande de la actual familia Mackie ProFX, el ProFX30v2. «Utilizamos la ProFX30v2 principalmente para nuestro conjunto de Jazz Vocal, en el que tenemos un coro y cantantes destacados, además de una orquesta completa», comenta. «Antes teníamos una mesa de mezclas bastante anticuada, y nos dimos cuenta de que, en los concursos, muchos conjuntos de jazz vocal habían ensayado su música con micros, mientras que nosotros no teníamos el equipo adecuado para ello, así que sólo utilizábamos micros en el concurso. Compramos el equipo Mackie para poder ensayar como actuamos. Los preamplificadores, ecualizadores y efectos integrados de Mackie Vita™ suenan muy bien, y los controles son tan sencillos y directos que podemos configurarlos rápidamente y ensayar en condiciones similares a las que tendremos en la actuación.»
Esa facilidad de uso es una de las principales virtudes generales de Mackie para Sessink: «Como soy principalmente director de banda, mis conocimientos como técnico de sonido son bastante limitados», admite. «Así que es muy útil que tanto en el DL1608 como en el ProFX, las cosas suenen bastante bien incluso antes de empezar a hacer ajustes». El DL1608 tiene preajustes de entrada para distintos tipos de instrumentos; hay uno para metales brillantes que me encanta en trompetas y trombones.»
En el extremo comercial de la cadena de señal hay un conjunto de altavoces activos Thump Boosted 12BST, cada uno con un woofer de 12 pulgadas y un tweeter de cúpula de titanio de 1,4 pulgadas, alimentados por 1.300 vatios de potencia de Clase-D. «Me gusta mucho que los altavoces Thump Boosted tengan una mesa de mezclas de tres canales y entrada inalámbrica Bluetooth», dice entusiasmado Sessink. «Podría utilizar la aplicación Master Fader para introducir música pregrabada en el sistema para los intermedios y antes del espectáculo, pero prefiero transmitir música directamente desde mi teléfono a los altavoces. Como un altavoz puede actuar como entrada maestra para todos los demás, así es más sencillo».
La calidad de audio y la respuesta de graves también son ventajas importantes para Sessink. «Hay tantas cosas que puedes ajustar, como los modos de sonorización para adaptar los altavoces a la habitación en la que están», detalla. «Son muy versátiles. No está de más decir que son los altavoces más ligeros que hemos tenido nunca. Y son capaces de emitir graves de verdad. Somos un colegio público del centro de la ciudad, así que a veces ponemos música pop, R&B y hip-hop que los niños quieren escuchar. Tener suficientes bajos para hacer temblar las paredes hace que los alumnos se impliquen de verdad».
Para espectáculos muy grandes, se reúne todo el equipo Mackie de la Washington Middle School. «Tuvimos un concierto a finales de octubre de 2018», recuerda Sessink, «en el que había elementos críticos que quería vigilar -teclados, salidas directas de amplificadores de instrumentos, artistas destacados- que pasaban por el DL1608, controlado con el iPad del podio. Llevé esa submezcla al ProFX30v2, que también se encargaba de las voces y el coro. Todos los alumnos llevaban micrófono. Esto alimentó cuatro altavoces Thump Boosted 12BST, uno apuntando en cada dirección del gimnasio. La gente sigue hablando de lo bien que sonaba».
Por último, pero no por ello menos importante, Sessink considera que la conocida relación calidad-precio de Mackie se ajusta perfectamente a los retos presupuestarios del programa musical de una escuela pública. «El curso pasado, presenté una propuesta de 10.000 $ para equipos de sonido», revela. «Con las ofertas que conseguimos, pudimos hacerlo todo con Mackie por unos 6.000 $. Los colegios se han gastado mucho dinero alquilando sistemas de sonido y contratando técnicos para los conciertos. Con una tecnología tan asequible y tan fácil de aprender para los profesores, ya no tenemos que hacerlo.»
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